Aragón Liberal.
25/06/07.- Simone Veil, la ex ministra francesa de sanidad que
introdujo la ley de despenalización del aborto en 1975, reconoce que la
ciencia está demostrando la existencia de vida desde la concepción. De
Pro Vida liberal.
comentarios
de simone veil en france 2 ante un reportaje sobre las clínicas
abortistas en españa. agencia zenit, martes 19 de junio de 2007
Simone
Veil, la ex ministra francesa de sanidad que introdujo la ley de
despenalización del aborto en 1975, reconoce que la ciencia está
demostrando la existencia de vida desde la concepción.
«Cada
vez es más evidente científicamente que desde la concepción se trata de
un ser vivo», afirma la primera mujer en presidir el Parlamento Europeo
de Estrasburgo entre 1979 y 1982.
Sus
comentarios han tenido lugar en el contexto del reportaje difundido por
el canal de televisión «France 2», el 14 de junio, en el que se muestra
cómo en España se realizan abortos hasta en el octavo mes de embarazo,
informa la revista de prensa de la Fundación Jérôme Lejeune (http://www.genethique.org).
En
el documental, se ve a una periodista encinta de ocho meses a quien se
le propone un aborto en una clínica privada de Barcelona por la suma de
4.000 euros. Simone Veil, de origen judío, que sufrió la deportación a
Auschwitz, reconoce que esta situación es «espantosa», pero que
legalmente no es posible impedir a las mujeres europeas viajar a
España, pues la Corte europea ha afirmado que se trata de una cuestión
propia de las legislaciones nacionales, y no de Europa.
La
investigación periodística constata que en Francia comienza a ser
difícil encontrar médicos dispuestos a practicar el aborto a causa de
la objeción de conciencia.
«No se puede
obligar a la persona a ir contra sus convicciones», afirma Veil, premio
Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2005. Al referirse a
la introducción de la ley del aborto en Francia, revela la antigua
ministra, «lo único que había negociado con la Iglesia fue la
imposibilidad de forzar a los médicos. Es un punto que hay que
mantener, pues no se puede obligar a nadie a ir contra sus
convicciones».