Un ingeniero progresista
Los
adelantos requieren también una constatación humana. La máquina puede generar
películas con actores virtuales. Por eso, antes de eliminar el papel: asegurar
la firma electrónica. Y, por si acaso, no eliminemos todo el papel.
Un ingeniero progresista.
Vivir en el siglo XXII estando en pleno siglo XXI tiene consecuencias
terribles. Nadie te sigue y lo que haces, curiosamente, no está bien. Todavía
se necesitan los papeles.
Le habían inculcado la idea de progreso, y avanzaba. Iba por la vida raudo y
veloz. Las tortugas y las caracolas contemplaban con envidia su ligero paso
¡es una liebre, llegará lejos!
Y en su vertiginosa carrera tuvo una idea ecologista. Ahorraría papel,
salvaría los árboles de la tierra. Todo lo guardaría como este artículo, en
código de ceros y unos, sin darse cuenta que, a veces, los lugares donde los
almacenamos nos dan malas pasadas: o no se llega, o el formato se modifica, o
hay un tráfico endiablado en la red. Pero no era su caso. Ahí lucía, en su
computador toda la documentación objeto de la obra.
Los informes, la relación de los trabajos, los inventarios, las horas del
personal... todo se guardó en el universal código binario. Él feliz,
controlaba con éxito la gestión del trabajo. Los despachos limpios y
despejados. Sin papeles ¡qué grandes se hacían las mesas! Ya pensaba la
solución para salvar más árboles: ¿cómo sustituir las mesas de madera, el
mobiliario?
Pero llegó un día, un día lamentable. Llegaron los inspectores; los
inspectores eran más bien tortugas y exigieron documentos. ¿Y los libros, y
los asientos, y los inventarios firmados, y los partes de personal? ¿Dónde
había una humilde huella humana, una firma, algo que avalara el trabajo?
Miren, si el trabajo no se hubiese realizado, esto no estaría aquí, no habría
funcionado. Pero ¿cómo comprobarlo, si ni siquiera se ha implantado un sistema
de firma digital que avalara la verdad de lo visionado en pantalla?
Fuiste muy deprisa, liebre del progreso. Te saltaste la base documental que
avalase tus pantallas. Las tortugas, más lentas, habían exigido la "huella
humana" y eso en tu planificación se te había escapado de las manos. Nadie
garantiza las pantallas, nadie asegura tus informes coloreados, limpios, sin
papeles; salvo tú no hay huella de la existencia de Pepe, Luisa ,Josefa,
Margarita, Marcos, Ambrosio y tantos otros que pasaron dejando ahí su esfuerzo
y su trabajo.
Así acabó una vertiginosa carrera hacia el reino de las máquinas, pero porque
todavía existían tortugas que querían comprobar la existencia de la "huella
humana".
Confidencial limón.
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