El Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Gran Bretaña afirma la tendencia progresiva a la objeción de conciencia ante el aborto por parte de estudiantes y médicos. La mayoría de los licenciados en ginecología del sector público se niega a colaborar en los 190.000 abortos anuales realizados en este país.
La práctica abortista es un negocio lucrado con la muerte de seres humanos cada vez más en manos de clínicas privadas y que ha provocado el asesinato de 6 millones de niños desde su legalización. Ojalá los médicos españoles gozaran de esta sensibilidad con la vida del paciente no nacido.