Una de bravas!
Parece lógico pensar que el remedio a tales problemas es aplicarse
al trabajo sistemático. Los buenos hábitos colectivos, el entendimiento
mutuo, la sincronización de movimientos requiere repeticiones de actos
hasta la saciedad.
La competición de selecciones de la pasada semana puso a
disposición del dispositivo zaragocista siete días para adelantar la
construcción, para trabajar las deficiencias individuales y colectivas,
para ponerse al día.
Pues no. Los arquitectos, aparejadores, jefes de obra, albañiles y subalternos cerraron el solar y se fueron de puente.
Para colmo, la vuelta al tajo trae consigo bravatas y bravuconadas.
Uno dice que si va a vengar su honor por las bravas. Otro, exige jugar
por las mismas. A su vez el de las bravas primeras aumenta la dosis de
picante y embiste contra un colega.
En fin, que como la bravura es tan taurina, cabe preguntarse si
estas vacas, además de tan bravas y sagradas como presumen, serán
gordas, famélicas o tal vez lecheras.
¡Vamos! Que con esta balsa de aceite llena de patatas calientes y picante al por mayor ¡menudas bravas pueden salir!.
José María Aiguabella