Aragón Liberal 4.12.2007. Ideologia, modernidad y Zapaterismo, por Liria Lamiel
Liria Lamiel
Por: Liria Lamiel
El siglo XX ha experimentado tantos y grandes cambios en todos los ámbitos que por momentos resulta difícil asimilarlos. Cambios en la ciencia, la tecnología, la política, la economía, la medicina, los recursos ambientales, los humanos… Por ello las ideologías, como cualquier disciplina, también deben adaptarse a los tiempos si quieren seguir vigentes
El siglo XX ha experimentado tantos y grandes cambios en todos los ámbitos que por momentos resulta difícil asimilarlos. Cambios en la ciencia, la tecnología, la política, la economía, la medicina, los recursos ambientales, los humanos… Por ello las ideologías, como cualquier disciplina, también deben adaptarse a los tiempos si quieren seguir vigentes. Hoy no es igual que ayer ni tampoco lo será mañana, aunque sí haya continuidad: es la regla del crecimiento. Un adulto no tiene las mismas necesidades que cuando era niño, luego no se le atenderá de la misma manera. El tiempo también ha actuado sobre la sociedad de forma progresiva, por lo que sus respuestas deberán estar actualizadas y no ancladas en un pasado que ya no ofrece puntos de referencia.
El conocimiento transforma la realidad porque se sabe de la cosas, hace al hombre más razonable, más sabio, con capacidad para inteligir. Está claro que una ideología colocada a principios del siglo XX no tiene el mismo significado que en el siglo XXI ya que el contexto en el que se desenvuelve pertenece a otro ecosistema socio-político; de no tenerlo en cuenta, aparece anacronismo, y en política las respuestas deben ser consecuentes con lo que pide la sociedad en un momento determinado, considerando "un tiempo y un espacio" que es el que le vale. Por lo que el socialismo de Zapatero estaría fuera de tiempo y de lugar, comparable a un diálogo de sordos, y como resultado: el deterioro político en detrimento de los españoles.
En base a estos criterios cabe preguntarse si Zapatero carece de sabiduría, ya que sus respuestas son involutivas para una España que ha entrado en la Modernidad. Mirar hacia atrás puede ser positivo siempre y cuándo sea para construir y proyectarse hacia un futuro mejor en base a los valores universales de Libertad, Igualdad ante la Ley, y Justicia para todos, sin excluir la solidaridad. Respeto a los Derechos y cumplimiento de los Deberes que también nos igualan. En democracia los Deberes son tan importantes como los Derechos, ya que una nación se construye con el esfuerzo de todos para crear riqueza, que luego se distribuirá por diferentes mecanismos compensatorios, y eso se hace con la disciplina que obliga. Moralmente, el no cumplir con los Deberes nos excluye de los Derechos: ese es el juego. Cada persona adulta, en plenas facultades debe aportar y merecer su lugar, según su naturaleza, en una sociedad responsable, libre y abierta.
Una sociedad moderna no puede desdeñar el mérito, y debe evitar la mediocridad. Mediocridad en las escuelas, mediante el menor esfuerzo, y gratificación a una juventud indolente y pedigüeña que se resiste a entrar de pleno en el terreno productivo.
Zapatero da muestra de tendencias paternalistas, y por sí nada democráticas, al más claro estilo de las dictaduras socialistas del siglo XX, ya caducadas, y las actuales de Chaves y otros, explotando el populismo a no importa que precio.
Las ideologías sirven de orientación a las acciones políticas, pero nunca deben ser utilizadas como trampolín para la improvisación y la demagogia al servicio de ambiciones personales que atentan los intereses generales.
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