10.5.2009. Cordialidad y convivencia
Por foro aragón liberal - 10 de Mayo, 2009, 16:52, Categoría: Educación
Por: Arturo Ramo Cordialidad y convivencia
La cordialidad se manifiesta en las relaciones humanas y en el centro educativo entre alumnos, profesores y padres. Este clima de alegría quita dureza a la necesaria exigencia en el aprendizaje de las materias, que no nace de la imposición arbitraria del profesor sino de las decisiones del propio sujeto que se educa. En este sentido, cordialidad y exigencia son las dos caras de la misma moneda. En los centros educativos está organizada la convivencia que permite impartir con regularidad la enseñanza reglada. Pero a la vez también ha de existir una convivencia informal entre profesores y alumnos para conversar sobre los problemas de la vida humana y de las pequeñas incidencias de la vida escolar. A través de esta relación cordial y espontánea entre el tutor y sus tutelados se van formando criterios que condicionan las actitudes generalizadas ente la vida. La cordialidad entre los educadores (profesores y padres) y los educandos (escolares) ha de traslucir el respeto mutuo y el cuidado de no herir con juicios desfavorables o irónicos. La cordialidad ha de ser el elemento fundamental para crear un ambiente escolar y familiar en que se pueda desarrollar la satisfacción de los que participan en él, fomentando la alegría del trabajo bien hecho, el compañerismo y la amistad. Cada obra bien hecha es fuente de alegría y un refuerzo de los hábitos encaminados a la perfección del obrar y de la persona que obra. Dicho de otra forma, la obra bien hecha es la motivación más importante. Cuando el estudiante es consciente de que ha trabajado bien y que el trabajo resultante es bueno, descubre el valor subjetivo del bien que es la alegría. Por el contrario, cuando un alumno está en una clase donde no entiende lo que dice el profesor porque los conocimientos de base no le permiten seguir el hilo del razonamiento de la clase, ese alumno terminará perdiendo toda motivación por el estudio y por supuesto no vivirá la alegría de que venimos hablando. Ordinariamente creará problemas de disciplina para llamar la atención y perjudicará gravemente al clima de la clase. El educador no debe plantearse como objetivo la creación de una
alegría superficial y pasajera, sino centrarse en que la relación y la
convivencia entre las personas sea realmente buena y sea valorada por
todos como una cosa buena. Entonces la alegría fluirá espontáneamente y
estimulará el esfuerzo y la exigencia del trabajo bien hecho. Arturo Ramo Otros artículos del autor: La exigencia en la educación Educación: Singularidad de la persona, por Arturo Ramo Estilos de educación, por Arturo Ramo El ejercicio de la autoridad |
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