Para la Iglesia sería más fácil decir que sí al aborto
Por foro aragón liberal - 21 de Junio, 2009, 16:34, Categoría: Religión
Jorge Enrique Mújica Desde
antes que entrara en el seminario –y no es que yo fuera un joven muy
religioso– siempre me llamó la atención que la Iglesia católica fuera
una de las pocas instituciones que se opusiera al asesinato de niños en
el vientre de sus madres, fuese cual fuera el motivo. “Pero si no gana
nada –me decía entonces–, al contrario, tiene que invertir mucho
capital humano e incluso ingentes sumas de dinero”. Para la
Iglesia sería más fácil decir que sí al aborto, desentenderse de todas
esas vidas que no tienen voz. Tendría que destinar menos personal a
atender a jóvenes madres, a casas cunas y orfanatos, además de recursos
para mantenerlos. Incluso la Iglesia hallaría menos beligerancia en
tantos otros temas y quizá hasta lograría hacerse con alguna simpatía
que le ayudara a promover y alcanzar otros fines buenos y nobles. Pero la
Iglesia no ve la causa por la vida como un negocio sino como un
servicio y una obligación: se trata de la vida de un ser humano,
independientemente de quien se trate. Tal vez quienes hoy pueden
expresarse en contra de la vida de un no nacido, les ayudaría tomar en
cuenta el que alguna vez también ellos estuvieron en el seno materno.
No se está en paridad de condiciones para decir “no” a tal o cual vida
cuando una de las dos partes ya está fuera y puede, al menos, patalear
o gritar si alguien osara agredirle. No pocas
veces se apela a la ciencia como fundamento para declarar que, en
nombre de ella, se puede suprimir la vida del niño que está en el
vientre pues “no consta científicamente cuándo comienza”. Cabría
preguntar exactamente según cuál ciencia, porque más bien son las
ciencias biológicas y la bioética las que apuntan en rumbo contrario. Han
pasado 8 años desde que me planteaba aquella pregunta inicial que
formulé al comienzo. Al constatar las sumas de dinero que están en
juego para la industria del asesinato de no nacido, es más claro todo
este afán de promover legislaciones afines que les procuren más
ingresos a las clínicas abortistas y a sus propietarios. No pocas de
esas empresas asesinas apoyan económicamente a partidos políticos y a
sus candidatos cuando están en campañas. Es comprensible que una vez
que llegan al poder, destinen los recursos de todos los ciudadanos,
tanto de los que les votaron como de los que no, a promover el aborto y
leyes que hagan legal lo inmoral. Se me
hace curioso que esos que se cacarean contra la Iglesia al “denunciar”
las inversiones que ésta hace a favor de la vida, según ellos a costa
de sus feligreses, no caigan en cuenta que al menos esos feligreses
ofrecen su aportación voluntariamente, a sabiendas de aquellos fines en
los que puede terminar su aportación, algo que no sucede con los
impuestos de buena parte de los ciudadanos que, lo quieran o no, se ven
obligados a patrocinar asesinatos cada vez que un gobierno despenaliza
el aborto. Y la cuestión se agudiza cuando ya no sólo son los del
propio país, sino incluso los de otras naciones. Sí, para
la Iglesia sería más sencillo guardar silencio, hacer como que no ve.
Pero no va a suceder así. En esta Iglesia, a la luz de la razón
natural, yo he aprendido el valor de una sola vida. Tan sencillo como
que sin derecho a la vida no hay ningún otro derecho. Y esa valoración
es una de las convicciones que no sólo dan sentido a mi propia
consagración, sino también a todo el empeño de los católicos por
defender esta convicción. |
Calendario
ApúntateCategorías
Archivos
SindicaciónBlog de los editores
EditorialEnlaces recomendados
|